Despedidas



Uff... Un tema duro, ¿no? Las despedidas son difíciles, y debo decir que yo soy pésimo para ellas.

Mi problema es el apego, ¿saben? A veces siento que les doy mucha importancia a las cosas. Cuando se trata de despedidas, una parte dentro de mí no acepta que una persona con la que haz compartido parte de tu vida, mucha o poca,  tome su propio camino de un momento a otro, de un segundo a otro, y así me niego a aceptar que no la volveré a ver, ilusionado con reencuentros futuros, con saludos efusivos de encuentros casuales. Sin embargo otra parte de mí trata, por el contrario, de convencerme precisamente que no volveré a ver a aquellas personas tras una despedida que termina con palabras ilusorias de "hasta pronto". En ambos casos se sufre un poco a cada despedida, con cada posibilidad. Tanto si te despides sabiendo que no vas a volver a ver a alguien como si te despides ilusionado por un reencuentro que puede jamás ocurrir.

A lo largo del tiempo he tenido que despedirme de muchas personas, situaciones y etapas. Con cada una he crecido y sin embargo sigue siendo difícil. Difícil porque he aprendido de cuanta persona me he topado, y es inverosímil que viviendo en el mismo planeta, continente, país e incluso ciudad, existe la posibilidad  de que un reencuentro jamás ocurra.

Hay ciclos que quedan inconclusos y se que debemos aprender a cerrarlos por cuenta propia. Hay viejas heridas que con el tiempo se pueden ir desvaneciendo pero que al mirar al pasado y tratar de seguir enfocados en ellas, se vuelven a abrir. La vida, como he escrito anteriormente, está llena de cambios, de transiciones, de etapas.

Tal vez para mí las despedidas sean difíciles. Es por eso que hoy escribo este texto, a manera de escape, para decirles un adiós virtual a todas aquellas personas que me hicieron crecer y me formaron a lo largo de la vida. Hoy con estas lineas declaro mi agradecimiento y aprecio a las personas con las que compartí lo que ha sido hasta ahora un fantástico camino lleno de retos, sorpresas, disgustos, alegrías, triunfos, risas, lágrimas y experiencias. Con suerte espero volver a toparme con algunas de ellas, sin embargo estoy preparado para aceptar que eso tal vez jamás ocurra. También sé que es muy posible que ninguna de esas personas llegue a leer este mensaje pero para mí basta con saber que en este alocado y extenso mundo virtual hay un rincón con la palabra GRACIAS dedicada a mis compañeros y compañeras de vida.

Y citando al Dr. Seuss: No llores por que terminó, Sonríe porque sucedió.

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