Qué es para mí la Motivación



Tenía mucho sin escribir porque justo acabo de terminar un mes cargado de tareas, trabajos, presentaciones y exámenes; el famoso y temido periodo de finales, que se vive cada semestre en las escuelas y universidades.

Normalmente este último mes me hubiera pasado con la cabeza por ningún lado, olvidadizo, estresado y enojado, con un shitload de cosas por hacer, pero estos finales fueron diferentes. 

Este semestre estuvo lleno de aprendizajes y  viví un periodo de finales lleno de nostalgia anticipada. 
En este semestre disfruté de mis amigos y de mi música, me reencontré con compañeros de una sola clase y pude conocerlos mejor.
Este semestre conocí personas fascinantes y maestros de vida. 
Este semestre, como el enamoradizo y tímido que he sido, me volví a enamorar de una chica con la que no pasó nada (de esto hablaré más adelante que este tema da para largo).
En este semestre aprendí a conocerme a mí mismo, a tomar decisiones y a reconocer porqué las cosas pasan, aprendí a vivir presente y a dejarme llevar, fluyendo con la vida. Y creo que es por ello que viví un periodo de finales más ligero.
Estos finales pude decir adiós a una compañera y, aunque siento que es mucho decir por lo poco que nos conocimos, amiga. Esto me hizo pensar que se acerca también mi turno de decir adiós a mi alma mater para emprender desde aquí un futuro lleno de satisfacciones y retos.

¿Y saben?, la herramienta más valiosa que aprendí este semestre para terminar con unos finales relajados y con un futuro que me invita a sonreirle fue la Motivación. Aprendí que la motivación es el arma más poderosa para lograr las metas. La motivación implica la actitud y el pensamiento positivo, un deseo de lograrlo, y esa actitud te abre las puertas y te pone en sintonía para que eso que quieres llegue.

Debemos buscar motivación en aquellas cosas que queremos lograr. No tiene sentido hacer las cosas si no quieres hacerlas. Esto no implica renunciar a nuestras responsabilidades, sino por el contrario buscar la clave para tener entusiasmo en hacerlas. 

Es hora de cambiar el paradigma de pensamiento que se nos inculcó desde pequeños, porque, ¿a poco no? siempre nos han dicho "tienes que dar tu mejor esfuerzo", "si no te esfuerzas no conseguirás nada". Incluso a los atletas se les felicita por su esfuerzo, ¡por dios! qué atleta se ha ganado una medalla tras un constante "ay no, TENGO que ir a entrenar", "TENGO que mejorar mi tiempo/condición/tiro..." Por supuesto que no, ellos llegan a donde llegan porque así lo QUIEREN. Quieren conseguir la medalla. Quieren probarse a si mismos que son los mejores. Quieren salir y entrenar hasta sentir que el aliento les falta y el sudor los empapa. Nada grande se ha conseguido sin entusiasmo y a partir de esto aprendí a implementarlo este semestre en mis responsabilidades.
Este cambio de paradigma que menciono es simple, cambiemos el "tengo que" por el "quiero". Y es que no es lo mismo decir "tengo que leer 100 hojas de ese libro porque así me lo dijeron" a "quiero leer este libro para aprender más, o para sacar mejor calificación, o para destacar" qué se yo, pero en todos lados puedes siempre optar por querer hacer las cosas, porque pretextos hay miles, pero razones para hacerlo más, y si encuentras la correcta moverás cielo, mar y tierra para conseguirlo.

Yo por ejemplo, tuve un trabajo final muy pesado, y encontré motivación en mis amigos. Este semestre aprecié de primera mano lo que el trabajo en equipo puede lograr. Me quedé varios días hasta el anochecer en la universidad rodeado de compañeros y amigos en un ambiente lleno de convivencia, apoyo y positivismo. Fueron días excepcionales que extrañaré donde pusimos música, cantamos, contamos anécdotas y reimos, a la par de ayudarnos unos a otros a completar el laborioso trabajo que se nos asignó de manera individual en un curso. 

Y bueno, no me queda mucho por decir. Busca lo que te motive, haz lo que estás dispuesto hacer, y sal a la vida con la actitud al 100. 


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